sábado, 19 de febrero de 2011

El cambio de China

Han transcurrido décadas desde que se inició en China la reforma estructural de la economía. Desde entonces, el desarrollo económico ha hecho inmensos progresos, habiéndose transformado profundamente la economía social, mientras la evolución de las zonas rurales y las prácticas agrícolas llamaban particularmente la atención mundial.

Sin embargo, las reformas que se realizan actualmente en China constituyen una tarea colosal y sin precedentes e, inevitablemente, los éxitos y las esperanzas que generan irán acompañados por dificultades, fricciones y problemas a veces inherentes. Sus problemas y contradicciones podrán resolverse sobre todo gracias a la sabiduría y la creatividad del propio pueblo chino.

Una pieza clave ha sido la influencia mutua de la reforma estructural y el desarrollo económico, que han estado estrechamente vinculados y condicionan en gran medida el proceso de industrialización y de modernización de China. Anteriormente había una tendencia a considerarlos por separado.
Cuando se hablaba de reformas, generalmente no se pensaba profundamente en el contexto económico y los problemas de desarrollo que surgirían.

El interés se centraba en el desarrollo, por eso las fuerzas productivas llegaban a quedar paralizadas como consecuencia de una estructura económica rígida.

Después de décadas de esfuerzo y trabajo, China fue capaz de enseñarle al mundo la profunda convicción de que la reforma es la única esperanza de lograr un desarrollo sostenido, racional y acelerado; y que la reforma estructural de la economía es la única vía correcta hacia el desarrollo económico; y entonces una vez iniciadas la reforma y la apertura al mundo exterior, el campo de visión chino se amplió para abarcar al mundo entero.



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